En el recuerdo para siempre: Casa por la Memoria
En Bitácora Cultura nos dedicamos a promover un lado de la cultura salpicado de belleza y libertad, acompañado de la igualdad que la juventud de hoy no se cansa de posicionar dentro de su arte. Pero en esta oportunidad optamos por ir más allá y comunicar esa cara de nuestra historia que tiñeron de sangre, represión, y de las más viles torturas.
Visitamos recientemente el Museo de la Casa por la Memoria, donde nos vimos obligadas a asumir la realidad que se vivió en ese suelo durante la última dictadura cívico-militar de 1976. Este espacio, dedicado hoy al recuerdo de esa herida aún abierta de Argentina, hace más de 40 años fue la locación de actos inhumanos y sus paredes fueron silenciadoras de días eternos de dolor y desesperación.
Hoy en día ese suelo se tiñe de respeto y se rige bajo el título de espacio cultural y a su vez, cumple una función educativa, testimonial, de contención y de investigación. Este recinto se llena de arte con la visita constante de muestras que tienen la intención de documentar y plasmar, en bellísimas expresiones artísticas, ese lado oscuro de la historia nacional.
Las emociones se descontrolan y los cabellos se erizan mientras un escalofrío recorre el cuerpo de cada visitante que regresa a este espacio a recordar, a nunca olvidar. Imágenes maravillosas muestran pequeñas porciones de aquellos días: "Cosas desenterradas" se levanta en una habitación casi vacía, con pocas palabras y millones de sentimientos. Y ese desestabilizante golpe de realidad que se transmite a través de una fotografía de una remera, raída y polvorienta, que evidencia la presencia y tortura de nuestros pares en ese lugar, viviendo situaciones humillantes y desoladoras.
Visitamos recientemente el Museo de la Casa por la Memoria, donde nos vimos obligadas a asumir la realidad que se vivió en ese suelo durante la última dictadura cívico-militar de 1976. Este espacio, dedicado hoy al recuerdo de esa herida aún abierta de Argentina, hace más de 40 años fue la locación de actos inhumanos y sus paredes fueron silenciadoras de días eternos de dolor y desesperación.
Hoy en día ese suelo se tiñe de respeto y se rige bajo el título de espacio cultural y a su vez, cumple una función educativa, testimonial, de contención y de investigación. Este recinto se llena de arte con la visita constante de muestras que tienen la intención de documentar y plasmar, en bellísimas expresiones artísticas, ese lado oscuro de la historia nacional.
Las emociones se descontrolan y los cabellos se erizan mientras un escalofrío recorre el cuerpo de cada visitante que regresa a este espacio a recordar, a nunca olvidar. Imágenes maravillosas muestran pequeñas porciones de aquellos días: "Cosas desenterradas" se levanta en una habitación casi vacía, con pocas palabras y millones de sentimientos. Y ese desestabilizante golpe de realidad que se transmite a través de una fotografía de una remera, raída y polvorienta, que evidencia la presencia y tortura de nuestros pares en ese lugar, viviendo situaciones humillantes y desoladoras.
Las pruebas son indiscutibles además de dolorosas. La investigación del edificio en el año 2008 reconstruyo los terribles días que trascurrieron durante la detención, tortura y exterminio en nuestra provincia. Se encontraron evidencias edilicias de una habitación acondicionada para la tortura, morbosamente ubicada debajo de la sala de reuniones de la Brigada de Investigaciones de la Policía, que funcionaba en esa locación en 1976.
La estructura, las paredes y suelos fueron fieles testigos de los ultrajes, y quedaron marcados de desesperación y tristeza, dejando hoy una herencia de pruebas que permiten la educación histórica de concientización de las generaciones por venir.
Desafortunadamente, la destrucción forma parte de una historia que nos precede. Por otro lado, el arte desarrolla nuestra cultura, y en el Museo de la Casa por la Memoria mezclan ambos para crear un templo de respeto, educación, belleza histórica, y sobre todo, recuerdo nacional.
La estructura, las paredes y suelos fueron fieles testigos de los ultrajes, y quedaron marcados de desesperación y tristeza, dejando hoy una herencia de pruebas que permiten la educación histórica de concientización de las generaciones por venir.
Desafortunadamente, la destrucción forma parte de una historia que nos precede. Por otro lado, el arte desarrolla nuestra cultura, y en el Museo de la Casa por la Memoria mezclan ambos para crear un templo de respeto, educación, belleza histórica, y sobre todo, recuerdo nacional.
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